Este maravilloso hábitat acoge tantas especies de fauna y flora como ningún otro ecosistema en el mundo y es un lugar sorprendente no sólo por la diversidad cultural de sus pueblos indígenas, sino por la vida que se origina y se nutre de las múltiples orillas del río Amazonas, el más caudaloso, ancho y profundo del mundo.
Como gigantescas venas, por esta región atraviesan majestuosos ríos que facilitan transacciones comerciales y desplazamientos hacia lugares mágicos en medio de la selva, poblaciones apartadas, resguardos, parques y reservas naturales.
Los grupos indígenas conceden a este territorio una multiplicidad étnica incomparable. Conocer sus rituales, cultura y creencias, interactuar con los líderes de las comunidades y comprender su relación con la naturaleza es una experiencia mágica que evoca un cuento de fantasías.
Este destino es propicio para disfrutar de una increíble travesía; escalar árboles de 35 metros de altura, deslizarse entre sus ramas en un recorrido de más de ochenta metros para sentir la fuerza de la naturaleza; pasar la noche en la copa de una Ceiba y
escuchar la voz de la jungla y sus más profundos secretos a la luz de la Luna.
La capital del Amazonas colombiano es Leticia, una ciudad hospitalaria y confortable, que además es un activo centro de comercio y está rodeada por caminos que conducen a la espesura del bosque y a sitios apartados en los que es posible practicar turismo ecológico y de aventura.
En el muelle turístico de Leticia se encuentra la línea imaginaria que divide al trapecio amazónico en tres países: Colombia, Brasil y Perú. Desde allí se pueden pactar viajes hacia lugares encantadores y vivir experiencias únicas.
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